martes, abril 25, 2006

Vivir en novela

Bruno Marcos
Con las novelitas y el diario he empezado a pensar en novela. Una noche cualquiera en la que tardo en dormirme comienzo, sin percatarme de ello, a narrarme a mí mismo lo que yo mismo pienso. A veces voy en el coche yo solo y escribo mentalmente algunas páginas, incluso, hace días, cuando pasé una noche con fiebre, mi cerebro, en duermevela, relató hoja y media de las memorias de Casanova que se iba inventando, con diálogos y todo.
De los 17 años a los 20 viví en poesía. Era enormemente agotador. Lo repite muchas veces Antonio Colinas, comenta que la poesía es una forma de estar en el mundo. Cuando lo dice me recuerda a Hölderlin y a Heidegger. Seguramente el verso exacto que le inspira es aquel en el que el vate exclama que es poéticamente como el hombre habita esta tierra. Para mí resulta muy fácil entender eso porque yo he experimentado ese estado pero mi pregunta es si se puede permanecer toda la vida en él, en poesía. Probablemente sea como el enamoramiento. Estar enamorado es una forma de estar en el mundo, un estado mental que transforma todo, sin embargo, ¿tendría algún sentido que se prolongase en el tiempo indefinidamente?¿No sería contrario a la propia naturaleza del enamoramiento que este durase siempre? ¿Sería asimismo posible ser poeta a tiempo completo y de forma vitalicia?
De los 14 años a los 17 viví en pintura, cogía los pinceles todos los días y cubría todo tipo de superficies por un lado y otro hasta que pensé que la pintura podía ser un ojo total, que podía aprehender el mundo y colarlo hasta un cuadro y esa mecánica, en la que me retaba a mí mismo a atrapar lo real, consiguió que hiciese mis cuadros más horribles. Yo era un niño y no sabía que una cosa es un cuadro y otra la realidad.
Sin embargo, es mucho más posible ser narrador más horas del día. Alternas entre ser personaje y autor, incluso confidente.